Otra tonalidad de su personalidad como líder es sumamente preocupante. Se trata de su afán por el divisionismo mediante discursos populistas e irresponsables. Con sus decisiones y actuaciones está dividiendo a nuestra comuna entre quienes lo siguen y aceptan sus errores (como seguir respaldando a Alfonso Barros) y aquellos que no.
Francisco Riquelme López, Periodista.
La respuesta del alcalde Rodrigo Martínez a la movilización de los profesores y profesoras de Casablanca es el síntoma de un gobierno comunal que padece trastornos. Uno de ellos es la indiferencia, es decir, la incapacidad de escuchar, de dialogar, de responder con violencia simbólica, como acuartelar el municipio con carabineros en el frontis. Todos son comportamientos que nos hablan de un líder carente de herramientas mínimas para gobernar.
Las personas que son indiferentes no se ponen en el lugar del otro. Por ejemplo, una muestra de esto es tomar la decisión de no permitir la recuperación de clases de los y las docentes. Le dio lo mismo propinar a decenas de familias un golpe a su bienestar.
Otro rasgo es la soberbia. Se refiere a quien actúa desde un púlpito de superioridad, que se siente más valioso o importante que los demás y menosprecia al resto. Hay sentimientos de grandeza que le impiden considerar la opinión de terceros. Esto en política es caldo de cultivo para el autoritarismo.
Hace pocos días nos volvimos a impactar con casos que dan cuenta de negligencias en el hospital de Casablanca. Tal como en ocasiones anteriores, Martínez mostró otro de sus matices personales: la apatía. Argumenta no es responsabilidad del municipio la salud ajena a las postas rurales, por lo tanto, no es su trabajo. Esto demuestra su falta de motivación, ausencia de ganas de hacer algo.
Otro detalle es la labilidad. La hemos visto en sus comportamientos en el concejo municipal cuando no es capaz de controlarse ante críticas o emplazamientos de concejales e invitados. Esto se caracteriza por cambios repentinos en el ánimo y la incapacidad de contenerse. Hemos visto agresividad en su lenguaje corporal y verbal, y luego sonreír para un video donde alientan a la selección chilena de fútbol.
Otra tonalidad de su personalidad como líder es sumamente preocupante. Se trata de su afán por el divisionismo mediante discursos populistas e irresponsables. Con sus decisiones y actuaciones está dividiendo a nuestra comuna entre quienes lo siguen y aceptan sus errores (como seguir respaldando a Alfonso Barros) y aquellos que no. Entendible, pero no aceptable. Muchos y muchas guardan silencio para proteger sus beneficios, pensando en su trabajo actual, una subvención, una beca, o la posibilidad de ser candidatos. Es el clientelismo y cooptación política.
Recuerden su obra mayor durante este periodo, la remodelación de la plaza. Los arbustos crecerán, las hojas volverán en primavera, el pasto recuperará el verde, pero esa facilidad que tuvo para destruir y construir nos dejó un forado en la comunión casablanquina. Es su estilo de abordar las cosas con levedad, con ligereza; es su insoportable condición.
Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad de quien las emite. Y no necesariamente, va de la mano con la línea editorial de Espacio Regional.
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