Martínez declara que este conflicto con los docentes es un tema del “bolsillo de los profesores”. Suena extraño, cierto, pues del bolsillo que debería preocuparse es aquel que abultan sus hombres de confianza mediante horas extras cuestionadas por Contraloría.
Por Francisco Riquelme López, Periodista. Imagen: Liceo Manuel de Salas de Casablanca.
En una reciente entrevista televisiva, el alcalde de Casablanca, Rodrigo Martínez, calificó de “tongo” la recuperación de clases que solicitaron los profesores y profesoras, una vez que concluya el conflicto que sostienen con el gobierno por un conjunto de demandas para su sector. Estas apuntan a mejorar las condiciones de los establecimientos educaciones del sector público y otras relacionadas con el gremio, como el reconocimiento de la deuda histórica, las horas de extensión y la doble evaluación docente, entre otras materias.
Cuando Martínez habla de tongo con tanta soltura es como escuchar al pastelero enseñar a cocinar alfajores, porque el verdadero tongo es él.
No es lo mismo dar un saludo simpático del día del padre, un discurso aprendido de memoria en una celebración del 21 de mayo o del 18 de septiembre, que opinar sobre temas tan relevantes como la educación de nuestro país. Cuando Martínez habla de educación desde su experiencia como alumno y apoderado de un colegio particular, con un historial de desprecio a la educación pública, nos muestra de qué madera está tallado. No es lo mismo hablar de las “chiquillas del liceo” que de un modelo de desarrollo para Casablanca. Mi pregunta entonces es: ¿Quién es el tongo?
En esa misma entrevista dice: “Cuando los problemas son comunales, siempre tiene algo que hacer el municipio”. Las sutilezas del lenguaje nos permitan develar cuál es su definición de servicio público. El “algo que hacer” suena a accesorio, a algo simbólico. ¿Qué haría un líder? Asumiría el desafío de innovar, de desempolvarse de su ideología y velar por soluciones de largo plazo. Pero no. Él sigue el camino sencillo, de la frase ramplona, de la falacia acrobática, para dejar contenta a su hinchada cómplice.
En otro momento declara que este es un tema del “bolsillo de los profesores”. Suena extraño, cierto, pues del bolsillo que debería preocuparse es aquel que abultan sus hombres de confianza mediante horas extras cuestionadas por Contraloría.
Pero seamos claros. Este conflicto no tiene que ver con “bolsillos de los profesores”. Se trata de un justo reconocimiento a derechos laborales y de dignidad del trabajo educativo. Pero ¿Qué esperan de él? Si no fue capaz de sentarse a dialogar con los docentes y envió a un representante.
Muchas personas se sorprenden cuando ven en televisión casos de establecimientos donde sus salas de clases tienen ventanas quebradas, hoyos en sus paredes, sin puertas, con carencia de materiales para trabajar. Le aviso que en Casablanca pasa lo mismo. ¿Dónde está el liderazgo comunal?
Discursos como el que nos presenta Martínez en televisión son irresponsables. Es una mala caricatura de la política que debe desaparecer. Lo positivo es que nos permite ver el verdadero rostro del jefe comunal, muy, pero muy lejos de un líder.
Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad de quien las emite. Y no necesariamente, va de la mano con la línea editorial de Espacio Regional.
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