El cuento que le sirve de título al volumen podría haber sido cualquier otro, tal vez hubiese escogido el último con que se cierra el libro. Las diversas tematizaciones de las historias narradas son variadas. De la lectura del texto se puede determinar que Rivas transita por distintos senderos que se bifurcan. La obra es como un texto rizomático que va llevando al lector por diferentes instancias temáticas cada uno de ellos sorprendentes. El cuento tiene esta propiedad indisoluble. Francisco Rivas va conjugando en su quehacer escriturario contenido en este libro diversas modalidades y estructuras literarias que demuestran las retóricas que el autor conoce y despliega en los relatos.
Texto e imagen, por Eddie Morales Piña. Crítico literario.
El primer párrafo lo inicio con la conclusio. Habiendo terminado la lectura de un volumen de más de trescientas páginas de cuentos de Francisco Rivas puedo afirmar que estamos frente a un libro sobresaliente en este género literario. Para quienes han conocido sus anteriores obras no les sorprenderá tal juicio tajante. El autor de este texto es un escritor chileno nacido en Paine en 1943 que ha conjugado su profesión en el área de la salud como neurocirujano y la actividad escrituraria. En realidad, en este espacio puede desconcertar al lector, pues se le conoce como Francisco Simón, Francisco Rivas, Francisco Simón Rivas. Diversos heterónimos para un mismo personaje autorial. Ha incursionado en las novelas y el cuento y maneja con soltura ambos formatos escriturales. Entre sus novelas son ineludibles Martes tristes y Todos los días un circo. Cuando aborda el género del cuento, Francisco Rivas Larraín -su apellido materno- atrapa al lector con prontitud.
El cuento como relato tiene ciertas cualidades específicas que lo diferencian sustancialmente respecto de su hermana mayor, la novela. Ambos son relatos, pero el hermano menor concentra en un espacio-tiempo lo que en la otra forma puede desplegarse con holgura narrativa. El cuento es un artefacto verbal breve que debe ganar al lector desde el principio con un nocaut. En este sentido, Rivas lo logra con creces, aunque a veces tiende a prolongar la historia, pues la imaginación lo debe desbordar, y entramos en disquisiciones teóricas como que estamos frente a una nouvelle. Lo relevante acá es que Rivas es un escritor que sabe fabular tanto en la novela como en el cuento.
Este libro que se titula Diálogos de Holofernes y otros cuentos (2024) reúne veintiuno relatos donde queda demostrada la versatilidad con que Rivas se maneja en el género. Es imposible dar cuenta de cada uno de ellos, lo que por los demás sería inoficioso, ya que lo primordial es que el lector descubra en los textos que estamos en presencia de un autor significativo dentro del canon de la literatura chilena de las últimas décadas. El cuento que le sirve de título al volumen podría haber sido cualquier otro, tal vez hubiese escogido el último con que se cierra el libro. Las diversas tematizaciones de las historias narradas son variadas. De la lectura del texto se puede determinar que Rivas transita por distintos senderos que se bifurcan. La obra es como un texto rizomático que va llevando al lector por diferentes instancias temáticas cada uno de ellos sorprendentes. El cuento tiene esta propiedad indisoluble. Francisco Rivas va conjugando en su quehacer escriturario contenido en este libro diversas modalidades y estructuras literarias que demuestran las retóricas que el autor conoce y despliega en los relatos. El lector, en consecuencia, se enfrentará a textos que discurren por el realismo, el realismo mágico, lo fantástico, lo sobrenatural, lo gótico, el Märchen. Es decir, múltiples modulaciones discursivas que es lo que hace atrayente la lectura del volumen. Por otra parte, queda patente que la presencia de la retórica de Jorge Luis Borges forma parte del sustrato de varios de los cuentos, al igual que la de Howard L. Lovecraft, o la del Umberto Eco narrador. El fenómeno de la intertextualidad se articula en los relatos, lo que le permite al lector entrar en un entrecruzamiento de lecturas que van potencializando la obra en su condición y calidad estéticas.
Desde la teoría de la recepción literaria de los textos, es decir, de la interpelación que la narratividad propone al lector en el proceso de lectura, cabe en esta actividad buscar las conexiones que el entramado nos ofrece. Todo esto en las posibilidades que los intersticios del texto apelan al sujeto lector. De este modo, creo que los cuentos que abren y cierran el volumen de Francisco Rivas -casi escribo Francisco Simón- se conjugan temáticamente. En otras palabras, para quien lee y pone en acto las historias narradas hay un sentido común comenzando por el espíritu borgeano que subyace en las tramas de ambos relatos que enmarcan el conjunto. En los dos cuentos hay de por medio un elemento cultural, un determinado lenguaje. En el primero una pintura, en el último, un escrito apócrifo -o en realidad, verdadero, lo que hace vacilar al lector y, en consecuencia, a quien es el relator. El primero es el que da título a la colección y tiene como referente la historia bíblica de Holofernes y a la viuda Judith, quien lo decapita. El relato bíblico ha sido tematizado por múltiples versiones pictóricas, entre ellos el notable Caravaggio. Sobre la base de esta pintura se teje la historia de un anticuario obnubilado por la imagen plasmada por Caravaggio con unas resonancias fantásticas y cuyo desenlace no se puede revelar. El texto que cierra el volumen nos pone en presencia de un referente nuevamente de un texto sagrado. Se titula El evangelio del lobo. A su vez, el texto dialoga con el cuento de Borges que aparece en El informe de Brodie de 1970. El relato de Rivas en su textualidad deja al lector sorprendido ante una versión alternativa de los evangelios canónicos y apócrifos.
Como lo expresé más arriba, Francisco Rivas es un consumado narrador. Logra atrapar al lector con historias sorprendentes y dialogantes con otros textos literarios. Los finales son insospechados y ponen a quien lee en jaque. Un texto magistral es aquel que recrea una batalla en la Segunda Guerra Mundial donde un tanque es el protagonista, cuya lectura dejará al lector sorprendido. Y otro cuento que es una fábula posmoderna es aquel protagonizado por una morsa o un colibrí donde hay una moraleja extraordinaria. O aquel otro casi demencial del hombre que odiaba a los gatos. En realidad, cada uno de los cuentos satisfarán las expectativas del lector de Rivas.
En síntesis, los cuentos de Francisco Rivas contenidos en este volumen son de los mejores que hemos podido leer en el último tiempo por su imaginación incontrolable y la soltura narrativa que lo caracteriza como un autor ineludible en la literatura chilena.
(Francisco Rivas. Diálogos con Holofernes y otros cuentos. San Bernardo. Editorial Santa Inés. 2024. 336 pág.).
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