La frase fuerzas guerrilleras nos indican que este es un relato de un combatiente, específicamente en una región del país: Valparaíso. En consecuencia, el receptor que se enfrente a este testimonio debe saber que se desvelará ante su presencia lectora una trama e historia personal de Fernando Fuentes, quien vivió en el exilio hasta el año 1980, cuando retornó a Chile para incorporarse a la lucha por la recuperación de la democracia y por derrocar a la dictadura cívico-militar. Le correspondió trabajar en la región de Valparaíso, según se indica en la portadilla de la obra.
Texto e imagen, por Eddie Morales Piña. Crítico literario.
La distinción clásica de los géneros literarios que se remonta a la poética aristotélica, andando el tiempo dio la agrupación de las textualidades entre lo épico, lo lírico y lo dramático con sus correspondientes subdivisiones. Sin embargo, dichas modulaciones, posteriormente, desembocaron en los denominados géneros referenciales -o la escritura de al lado-. Entre estas formas discursivas, el relato testimonial ha ocupado un lugar preeminente en la escritura chilena de las últimas décadas a partir del siglo pasado. La naturaleza del relato testimonial está afincada en los parámetros de lo épico o lo narrativo. Es una narración donde hay un enunciante que da forma a una historia cuyo referente es él mismo.
El relato ficcional, sin duda, que parte de una realidad inmediata, pero el narrador mediante mecanismos propios de la retórica literaria recrea el espacio-tiempo que será mostrado a través de la historia y la trama. Vargas Llosa denominó a aquellos ingredientes que nos llevan a la otra realidad creada como el elemento añadido. Las novelas y los cuentos -entre las estructuras de lo narrativo- nos muestran fehacientemente lo que el escritor y teórico quiso decir. Por el contrario, el relato testimonial es una recreación escrituraria donde el sujeto emisor -el narrador, en el caso anterior- es el personaje real de los eventos que se cuentan en un tiempo y espacio determinado -el cronotopo bajtiniano-. De alguna manera, en este caso se reactualiza el clásico tópico de lo visto y lo vivido. En otras palabras, la discursividad apela a una verdad experimentada por el sujeto que enuncia la textualidad. El testimonio como formato escriturario tiene una larga estirpe, pues está incluso en los textos bíblicos. En la literatura chilena reciente -desde la segunda mitad del siglo anterior- el testimonio se constituyó como una discursividad contestaria al orden imperante. Es un relato antidictatorial. Una buena parte de la producción emanada tiene como referente los años de dictadura y de quienes sufrieron directamente los estropicios, sobrevivieron y han plasmado el testimonio.
La obra testimonial titulada Entre el barro y el viento de Fernando Fuentes (Santiago, Chile, 1953) tiene como subtítulo Experiencia en las fuerzas guerrilleras del MIR en la región de Valparaíso. En este enunciado hay a lo menos tres núcleos semánticos que permiten al lector intuir hacia donde se dirigirá el relato. El espacio-tiempo está determinado en este sintagma, pues cualquier lector informado de este país sabe de qué se trata, por ejemplo, el MIR -Movimiento de Izquierda Revolucionaria- y su accionar antes, durante y después del gobierno del presidente Salvador Allende. El relator cataloga el escrito -es decir, el testimonio- como experiencia. En otras palabras, es la narración vivencial de los hechos acaecidos que se traen al presente del enunciado -lo que leemos. La frase fuerzas guerrilleras nos indican que este es un relato de un combatiente, específicamente en una región del país: Valparaíso. En consecuencia, el receptor que se enfrente a este testimonio debe saber que se desvelará ante su presencia lectora una trama e historia personal de Fernando Fuentes, quien vivió en el exilio hasta el año 1980, cuando retornó a Chile para incorporarse a la lucha por la recuperación de la democracia y por derrocar a la dictadura cívico-militar. Le correspondió trabajar en la región de Valparaíso, según se indica en la portadilla de la obra.
Fernando Fuentes -quien estudió Psicología, posteriormente, titulándose en 2018- presenta el relato testimonial sobre la base de tres instancias narrativas: Primeros años, El exilio y el retorno y Resistencia en Chile. Estos momentos escriturarios, a su vez, tienen diversos núcleos que van dando cuenta del devenir vivencial del autor. Estos segmentos narrativos nos sitúan en distintos cronotopos -tiempo-espacio- donde Fuentes es el actante. El sujeto que narra, por tanto, rememora y mediante el recuerdo plasma el testimonio como un guerrillero. Así, en el primer momento, el lector se entera de su infancia y juventud, la experiencia del Gobierno Popular, como del día del Golpe cívico-militar y de su partida al exilio con una estadía en Buenos Aires. El modo narrativo es atrapante por la revelación de sus experiencias de vida. Lo mismo acontece en los segmentos de la segunda instancia donde muestra su permanencia en Cuba y su adiestramiento militar con su retorno al país para integrarse a la lucha por derrocar al régimen, de lo que dará cuenta en la tercera parte. Allí nos revela que tras cinco años de lucha clandestina fue detenido en 1985 en una casa de seguridad en Quillota. Los segmentos de esta instancia plasman la barbaridad a la que fue sometido y la pérdida de otros de sus compañeros, como el suicidio de uno de ellos en la cárcel de Valparaíso donde estuvo preso.
En definitiva, el relato testimonial de Fernando Fuentes forma parte de los formatos testimoniales de la narrativa chilena no ficcional, y se inscribe como un relato donde el autor vive su existencia histórica entre el barro y el viento. Un texto que no dejará indiferente al lector.
(Fernando Fuentes. Entre el barro y el viento. Experiencia en las fuerzas guerrilleras del MIR en la región de Valparaíso. San Bernardo: Editorial Santa Inés. 2024. 156 pág.).
Deje su comentario en su plataforma preferida