El relato no apela a recursos obvios, destruye mitos y presenta un debate filosófico, ético y moral cuya respuesta da nombre a la historia: en la cordillera hay una sociedad de la nieve que se rige con otras normas éticas y morales condicionadas por el tiempo, espacio y las circunstancias que chocan con todas las normas aprendidas por los sobrevivientes hasta el momento en la una sociedad occidental atravesada fuertemente por los dogmas católicos, apostólicos y romanos.
Por: Julieta Galera, periodista, desde Ituzaingó, Buenos Aires, República Argentina.
Imagen: referencial.
Luego de su estreno mundial en las salas de cine de todo el mundo el 14 de diciembre, La sociedad de la nieve, la película nominada al Oscar por España dirigida por Juan Antonio Bayona, que desde el jueves 4 de enero está disponible en Netflix, el fin de semana fue una de las más vistas de la plataforma.
El film relata la historia de los sobrevivientes del accidente aéreo mundialmente conocido como la “Tragedia de los Andes”. El 13 de octubre de 1972 un vuelo charter F571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que trasladaba desde Montevideo hasta Santiago de Chile al equipo de rugby amateur Old Christians Club de Montevideo, formado por ex alumnos de un colegio irlandés de los Hermanos Cristianos en Montevideo, junto a algunos familiares y amigos, se estrelló en el glaciar en el Valle de las Lágrimas en la falda de las sierras de San Hilario, entre los volcanes Tinguiririca y Sosneado, en medio de la Cordillera de los Andes entre Argentina y Chile. Tres miembros de la tripulación y diez pasajeros murieron en el momento del accidente, otros perdieron la vida con el correr de los días y solo 16 de ellos lograron sobrevivir a situaciones extremas durante 72 días hasta que lograron ser rescatados.
Acaban de cumplirse 51 años de la “Tragedia de los Andes”. La historia es conocida a nivel mundial por su magnitud, porque hasta ese momento ninguna víctima de un accidente aéreo ocurrido en medio de la Cordillera de los Andes había logrado sobrevivir y porque el morbo alrededor de la antropofagia en la que tuvieron que incurrir los sobrevivientes para subsistirdurante décadas hizo que las audiencias de todo el mundo quisieran saber más sobre la historia. “La sociedad de la nieve” está basada en el libro homónimo de Pablo Vierci. La anteceden dos películas: la olvidada Supervivientes de los andes (1976), del mexicano René Cardona, y de la icónica ¡Viven! (1993), de Frank Marshall, con la que los sobrevivientes no se quedaron muy conformes y que quedó en la memoria colectiva mundial como el relato de ese hecho.
Esto es lo que hizo que el director español J. A. Bayona después de 30 años pudiera convencer a los sobrevivientes de volver a abordar su historia con «en su lengua natal» y «darle a aquellos que no habían vuelto de la cordillera la posibilidad de expresarse». Escuchar la tonada uruguaya en los diálogos de los protagonistas, la tonada chilena en la radio y el acento porteño en el tango que sonaba en una radio AM en medio de la Cordillera de los Andes son un plus muy valioso que le dan un realismo que desde este lugar del mundo le da otra cercanía, logra más identificación con el espectador y mayor emotividad que hace vivir al espectador lo que ve en la pantalla.
El film no es tanto un relato de aventuras típico del cine catástrofe como lo era ¡Viven!, es sobre todo un thriller psicológico sin golpes bajos que permite meterse en la mente y el corazón de los protagonistas, en ese lugar que muchos quisimos estar cuando supimos que habían sobrevivido comiendo restos humanos. El relato no apela a recursos obvios, destruye mitos y presenta un debate filosófico, ético y moral cuya respuesta da nombre a la historia: en la cordillera hay una sociedad de la nieve que se rige con otras normas éticas y morales condicionadas por el tiempo, espacio y las circunstancias que chocan con todas las normas aprendidas por los sobrevivientes hasta el momento en la una sociedad occidental atravesada fuertemente por los dogmas católicos, apostólicos y romanos. La primera mención sobre acceder a los cuerpos como sustento vital genera el primer cisma entre los sobrevivientes. Comer a otro ser humano es pecado, dice uno. No es legal, afirma otro. No quiero morir y creo que no está mal aferrarse a la vida, dice alguien más. Otro dice que, de morir, está habilitado el permiso para que su carne sea comida. Y así cobra relevancia un debate filosófico sobre la ética, la moral, la religión o la fe en todas sus formas que es presentado durante las primeras escenas de la película.
El film es el fruto del tremendo compromiso de los actores, que fueron expuestos a las mismas condiciones extremas que sufrieron los sobrevivientes de la tragedia de los Andes para que pudieran sentir e interpretar el dolor, el frío, el miedo y todos los condimentos necesarios que la película necesitaba mostrar. El esfuerzo corporal también es notable. Sinceramente, no podría decir si una actuación destacó por sobre otra porque no había un solo protagonista. La protagonista de “La sociedad de la nieve” es la historia del hecho contada desde la percepción de cada uno de los 16 sobrevivientes. Por eso, el guion está cuidadosamente construido para que cada uno tenga el mismo protagonismo que el otro. Y se cuidó sigilosamente que no hubiera desequilibrio en el protagonismo de las víctimas fatales y los sobrevivientes porque lo central de este relato pasa por la comunión y el diálogo entre vivos y muertos.
“Costó mucho articular eso, y ahora que la veo terminada y pienso al respecto, creo que hay algo que está en la esencia del libro, algo que me impactó en cuanto lo leí, que es el momento en el cual Roberto Canessa les dice a los fallecidos ‘acepten en paz que vivamos su vida por ustedes’. Esa conversación entre vivos y muertos es central en la película; también esa cosa tan bestial que es dar tu cuerpo en vida al otro. Me interesaba mucho ese momento en el cual los personajes se dan cuenta casi inconscientemente de que tu y el otro son la misma persona, la misma cosa”, explicó Bayona en una entrevista a la agencia AFP.
Para articular ese diálogo entre los que se quedaron en este plano y los que partieron, el director de la película eligió que como narrador de la historia a un personaje que no es obvio para los espectadores que ya conocían la historia. Desde el primer momento se impone un narrador en primerísima persona en la voz de Numa Turcatti Pesquera, un joven estudiante de 24 años que viajaba por invitación de su amigo Pancho Delgado. Numa es no sólo el narrador de los hechos sino una suerte de reflector moral de las difíciles decisiones que los sobrevivientes deben tomar a los largo de los más de 70 días de aislamiento.
En una entrevista con ofrecida al diario de Uruguay, Roberto Canessa, joven estudiante de medicina y estrella del equipo de rugby, que en ese momento tenía 19 años, figura decisiva a la hora de optar por sobrevivir o dejarse morir y uno de los dos sobrevivientes que caminó durante 12 días hasta llegar a Chile para buscar ayuda para rescatar al resto de sus compañeros, cuenta que los 16 sobrevivientes se reunieron con Bayona estaban buscando “una película que ofreciera la posibilidad de que, con sus palabras, les dieran una voz a los muertos”.
La producción trabajó meticulosamente para que esas voces sean lo más reales posibles. Los familiares de las víctimas fatales se reunieron con los guionistas y luego con los actores para contarles detalles íntimos de sus seres queridos: sus tocs, cómo eran sus gestos, sus modos, sus sueños, sus temperamentos. Y esa información fue utilizada tanto para hacer el casting, para buscar a los actores que no sólo tuvieran parecido físico con las víctimas fatales, sino que tuvieran algo de su escencia. El nivel de detalle obsesivo del casting se hace notorio al final, cuando muestran los títulos con las fotos originales de las víctimas fatales y no fatales. Las imágenes son shockeantes porque eso dota al film de mayor credibilidad, le confiere una cuota de realidad y de validación única, aunque cómo dice Roberto Canessa, aunque la película es realista “si los espectadores hubieran visto algo parecido a lo que nosotros vivimos en la cordillera no querrían ver la película”.
“La sociedad de la nieve” tiene un argumento complejo, atravesado por varios temas centrales. Pero sin dudas, la reflexión filosófica sobre la fe cristiana y la fe a secas; la importancia del conocimiento de cada uno de los sobrevivientes –en su mayoría estudiantes universitarios- puesto al servicio de la supervivencia; el valor de la noción de equipo y de la complementariedad y el valor de la individualidad para el bien común, y la reflexión filosófica sobre las leyes, la moral y la ética son temas centrales que atraviesan todo el film a partir de distintos elementos narrativos.
Pero más valiosos son los temas subyacentes, que interpelan a quienes pasaron por situaciones similares. La película hace hincapié en la juventud de las víctimas y sus vidas truncadas, en sus sueños. Y plantea que quién partió y quién quedó en este plano lo hizo porque así lo decidió y cuando lo decidió. La culpa es algo que nos atraviesa a los que miramos desde afuera cualquier tragedia. Es la mirada del orden moral que nos atraviesa. Muchos sobrevivientes pasan mucho tiempo tratando de entender por qué ellos sí y otros no. Y esta película plantea esta respuesta existencial de forma contundente. Y alivia a quién está buscando esa respuesta. A todos los que están “atravesando su propia montaña”, como dice Canessa.
La película conmueve, abraza, contiene, expone, interpela, sacude. La película es dura, pero no apela al amarillismo. Tiene una mirada profundamente humanista, rescata los afectos y los vínculos humanos sin romantizar ni el contexto ni a las personas, aún en una situación extrema. Tampoco hay héroes ni villanos: en un equipo todos tienen su lado fuerte y su lado débil, y existen líderes pero no héroes ni perdedores. Pero lo más valioso es que el film no da respuestas definitivas, plantea preguntas y puntos de partida. La riqueza del guión es que está pensado para abordar varios ejes centrales al mismo tiempo con una profundidad tan puntillosa que hay tantos mensajes subyacentes como espectadores. Es una película para ver más de una vez.
“La sociedad de la nieve” sin dudas es la mejor película que vi en mucho tiempo. El film que es una coproducción de EEUU, España, Uruguay y Chile es sindicado de ser “la película con mayor presupuesto de la historia del cine en España”. Y el producto hace honor a eso por la calidad del guión, la majestuosidad de la fotografía, el nivel de puntillismo del casting y el nivel de exigencia y detalle en la dirección y la producción, que supera con creces muchas películas norteamericanas de taquilla y enaltece al cine hispanoamericano.
Esta película sin dudas merece el Oscar. No sólo lo dicen los críticos, no deja de recibir elogios de la audiencia de distintos lugares de Iberoamérica. La película, que se encuentra entre los contenidos recomendados de la plataforma de streaming desde este jueves fue galardonada con el premio del público en el Festival de Cine de San Sebastián y en el Festival de Cine de Mill Valley, está ternada al Globo de Oro a Mejor Film en Habla no inglesa, está nominada al Oscar 2024 por España y tiene altas chances de alzarse con algunos premios.
Trailer: https://youtu.be/XKM6LZGZVtI
Trailer Supervivientes de los andes https://youtu.be/LzFze2bx8Kg?si=ZKZd1qDt6p4QpmVf
Trailer Viven: https://youtu.be/kPVqSXloAn4?si=uvYi7B7hfFphNOk1
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