Al ingresar en el libro, el lector/a podrá darse cuenta de que está frente a un libro que es una recopilación de crónicas de Francisco Javier Villegas, publicadas en diversos medios tanto chilenos como extranjeros, cuyo eje referencial es lo que aconteció en aquel octubre y en los tiempos posteriores y que -a buen entendedor- sigue latente y patente en la convivencia cívica del país
Imagen referencial y texto por Eddie Morales Piña. Crítico literario.
Debo confesar que cuando vi el título de este libro pensé que se trataba de un texto ficcional, es decir, una obra cuyos parámetros escriturarios transcurrían sobre la base de lo narrativo. Estoy pensando en la antigua disquisición teórica de Wolfang Kayser acerca de los géneros literarios, entre los que se encuentra la épica o la narrativa. Sin duda, que con el pasar del tiempo estos conceptos se han connotado con otras significaciones que lo alejan de lo que etimológicamente nombraban. Por ejemplo, hoy es habitual escuchar o leer en los medios que el relato o la narrativa de tal o cual aspecto de la realidad fue determinante para sacar conclusiones. Es evidente que estamos en otra dimensión del significado de estos conceptos que tenían una larga historia desde que a Homero -en el caso de esta parte de la cultura universal- se le ocurrió el relato de Ulises o la narración de la guerra de Troya. Con esto daba por iniciado el género que se conoce como la épica.
Efectivamente, la obra de Francisco Javier Villegas en su portada utiliza términos que me indujeron al equívoco, o sea, que iba a transitar por un género eminentemente ficcional, pero que tiene asidero en la realidad concreta. Derechamente, pensé que se trataba de un libro de cuentos siendo el primero La revuelta y luego otros que se enmarcaban en torno a la denominación de relato. Para mayor abundamiento, la portada -como un paratexto que nos induce como lector/a a presagiar el contenido- nos llevó a creer que estábamos frente a un texto cuyos relatos ficcionales giraban alrededor de lo que aconteció en Chile a partir del 18 de octubre de 2019, en otras palabras, el estallido o la revuelta social. La portada, por lo demás, objetivamente nos lleva a ese cronotopo -como diría Mijail Bajtin-, pues es una imagen de la plaza donde se hallaba la estatua del general Baquedano en Santiago. Es decir, a estas alturas de la historia un lugar icónico. En este paratexto, la palabra dignidad resalta en primer plano.
Al ingresar en el libro, el lector/a podrá darse cuenta de que está frente a un libro que es una recopilación de crónicas de Francisco Javier Villegas, publicadas en diversos medios tanto chilenos como extranjeros, cuyo eje referencial es lo que aconteció en aquel octubre y en los tiempos posteriores y que -a buen entendedor- sigue latente y patente en la convivencia cívica del país. La crónica es un subgénero literario que se adscribe a lo narrativo. Tal como su nombre lo indica, la crónica da cuenta del transcurrir del tiempo en un espacio determinado. En realidad, aparece conectada con el famoso cronotopo. Es una forma discursiva que tiene una larga data en la historia de la literatura. Partiendo de un referente concreto -por ejemplo, las crónicas que se escribieron para dar cuenta del devenir de la conquista de América -y hay varias-, pasa luego a la literatura -a la creación ficcional- y da el salto también al discurso periodístico. La recopilación de las crónicas desperdigadas en diarios y revistas es interesante, pues permiten formarse una imagen global del tiempo y el espacio de su emergencia como escritura, más aún cuando estamos en la era digital donde varias veces los escritos después de un tiempo desaparecen de la nube. La crónica tiene esa condición sine qua non de ser un relato. La narratividad del enunciado que surge de la escritura de un sujeto escribidor que está situado históricamente en un tiempo y en un espacio es eminente. Este sujeto de la escritura reactualiza el tópico de vieja raigambre que se denomina de lo visto y lo vivido. En este sentido, las crónicas como las que están contenidas en este libro de Villegas adquieren un carácter testimonial. El testimonio como un género referencial también forma parte del devenir de la literatura universal y, de esta manera, el testimonio o la narrativa testimonial deja plasmado a través de la escritura los acontecimientos, los actores, las circunstancias, los espacios, los tiempos diversos, etc., en que han transcurrido los eventos que el sujeto escriturario testimonia. Entre crónica, testimonio y memoria hay una estrecha cercanía. En el caso de este libro de Villegas, sin duda, que cuando transcurran los años será un valioso ejemplar para entender parte de nuestra historia reciente donde el enunciante fue un testigo de los sucesos narrados.
Francisco Javier Villegas es un profesor de Castellano -como se decía antes, porque ahora se usa una denominación distinta, de profesor de Lenguaje- y como profesional de la palabra sabe hacer uso de una retórica -en el buen sentido del concepto- literaria al escribir las crónicas -los relatos- donde se deslizan momentos poético-líricos. El autor sabe que el primer párrafo de la escritura es determinante –es el tópico del exordio-, lo que hace que el lector -en nuestra propia experiencia lectora del texto- nos sumerja y mantenga el interés a lo largo de la escritura. Desde allí se va revelando una voz que ha sido testigo de los acontecimientos de nuestra vida societal desde la revuelta social hasta los tiempos inciertos de la pandemia que nos envuelve. Quien ingrese en las páginas de este libro se sentirá partícipe de un momento histórico mediante una voz narrativa que no solo testimonia, sino que también denuncia como un profeta bíblico.
En definitiva, es un libro que en sus casi cuarenta crónicas no dejará defraudado al lector/a porque no sólo hay una solvente escritura, sino porque en ellas queda trasuntado -testimoniado- un tiempo complejo pero esperanzador dentro de la historia nacional.
(Francisco Javier Villegas: La revuelta y otros relatos. Santiago: RiL editores. 2021. 144 pág.).
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