La cuestionada remodelación del centro tradicional casablanquino, que costó más de 540 millones de pesos, ha sido reabierta parcialmente y esto fue lo que captó un vídeo ciudadano
(Crónica de Espacio Regional)
La Plaza de Armas de Casablanca ya no será la misma, una vez más. Alguna vez tuvo una pileta, que habría desaparecido tras el terremoto de 1985. Luego, unos arreglos le dieron un toque especial, por la calidad de sus pastelones y ser un punto de encuentro de las familias y personas que transitan a diario para tomar locomoción hacia Valparaíso y otras ciudades.
Luego del sismo de 2010, hubo sectores que se resquebrajaron en las esquinas, pero en general, resisitió. Hasta hubo un quiosco de Turismo de la municipalidad, pero fue mudo testigo de la resequedad de sus maderas, ya que nunca sirvió para algo.
Y en pleno 2018, se aprobaron 470 millones de pesos para su remodelación, dineros provenientes del Gobierno Regional. Pero, se demoró su implementación y posterior entrega a la comunidad (estuvo todo el verano sin acceso a capear el calor), aparte de un suplementario aporte municipal de 47 millones más para «iluminar bien» (cosa que, al parecer, no estaba en los planes originales).
Con ocasión del desfile del 21 de Mayo, las autoridades empezaron a develar casi definitvamente, el nuevo rostro de la plaza. En ella, predominan los saltos de agua, más iluminación, pero el diseño del pavimento es anti-patinetas o con dificultades para el tránsito de sillas de rueda en varios sectores, más cemento raso (ni comparar con la calidad de los pastelones que tenía antes), los paraderos siguen siendo refugios de dudosa protección ante la lluvia o el sol, entre otros defectos.
Es por eso que un vecino de Casablanca nos hizo llegar unos vídeos donde se ve que «no cambiaron ni a los perros»:
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